El camino hacia expresarme y comunicarme parecía ser muy simple, incluso obvio; HABLAR.
¿Cómo iba a ser esto tan difícil? Pero encontrar la palabra precisa no era tan sencillo. Darle forma a mi angustia parecía imposible, observar el detonante de mi angustia no tenía lugar, observar cómo transitaba mi angustia en mi cuerpo era extraño y así había pasado el tiempo, y yo había normalizado situaciones, síntomas y había estado buscando todas las respuestas fuera de mí.
¡Qué equivocada estaba!
No me podía convencer que todas, absolutamente todas las respuestas estaban en mí; en mis experiencias, en mi historia, en mi pasado y en mi presente que me intentaba mostrar una y otra vez la clave, pero yo no era capaz de verlo.
¿Qué me ayudó a mí?
Hacerme preguntas que parecen súper simples, pero que son bien profundas y te recomiendo muchas veces no estar sola/solo en este proceso. El ideal es sentirse acompañada/o por alguien importante en tu vida, que no te juzgue, que te escuche y que te quiera tanto como para acompañarte a darle forma a lo que te pasa. Yo agradezco mucho a mi querida Fancisca Valdés por haber llegado a mi vida en un momento crucial y que hoy se ha convertido en una amiga muy valiosa para mí, con la que he crecido mucho en mis procesos.
Te dejo aquí una de las preguntas que me ayudaron a encontrar esas valiosas respuestas:
¿Cuándo me siento incómoda y no logro comunicarme? Podemos mirar la situación e identificar personas, cosas, temáticas o situaciones que se estén repitiendo una y otra vez. Al observar esto con amorcito y sin presiones nos podría abrir la gran puerta a la conexión personal.
Deseo para ti mucha luz, amor y calma en el proceso en el que te encuentres
Con Cariño
Belén Campos Bedwell
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